Con el ritmo de vida que llevan muchas familias hoy en día, resulta muy difícil no cargar con los problemas del trabajo en casa. Esto contribuye a tensar el ambiente en el hogar y que surjan tensiones familiares.
Según Mente y Vida, una consultora especializada en reducción de estrés a través de mindfulness (atención consciente o atención plena), el estrés es la causa de la mayor parte de los conflictos que se generan en la familia. Por eso cada vez son más las familias que recurren a la meditación para alcanzar la relajación, el bienestar y el equilibrio en el hogar, lo que se traduce en una mejora de las relaciones familiares por disminución del estrés, según esta consultora.
Allende Villorejo de Landia, directora de Mente y Vida explica que “las tensiones derivadas de jornadas laborales estresantes, que conducen al cansancio físico y mental, pueden provocar que lejos de relajarnos, arrastremos estos comportamientos al hogar. El ritmo que nos impone la vida profesional es muy intenso y conlleva muchas horas fuera de casa trabajando, otras tantas de traslados hasta casa y cuando se llega, apenas se tiene tiempo y energía para relajarse. Por suerte, hay algunas cosas que se pueden hacer para facilitar la relajación practicando algunos ejercicios sencillos”.
Si aprendemos a gestionar el estrés, podremos mejorar las relaciones y el ambiente en el hogar, lo que permitirá que disfrutemos del adecuado descanso físico y mental, lo que repercutirá en nuestra salud y bienestar.
Lo primero que tenemos que lograr es conseguir un ambiente que ayude a la relajación en el hogar, Allende Villorejo de Landia ofrece los siguientes consejos:
- Huye del caos, el desorden o la mala organización provocan estrés, utiliza cajas para guardar lo que no estés utilizando y sácalo de la vista.
- Evita los ruidos, si tu casa da a una calle con mucho ruido aléjate de las ventanas.
- Mantén una temperatura suave, ni frío ni calor.
- Procura que la iluminación sea tenue, ayuda a mantener un entorno relajado.
- Cuanta más luz natural mejor, reduce el estrés y ayuda al equilibrio.
- Ten flores y plantas en tu casa, su impacto en el ánimo es muy positivo.
- Coloca estratégicamente fotos familiares que traigan buenos recuerdos, ayuda a recordar lo bien que nos encontramos en familia.
- Busca colores claros para las habitaciones, incluidas las sábanas, para mitigar el estrés es fundamental estar descansado y los colores claros ayudan.
Una vez tenemos controlado el ambiente, existen algunos sencillos ejercicios que pueden colaborar a mejorar nuestro descanso y aumentar nuestra calidad de vida.
Ejercicio 1: Dormir tranquilos
Este ejercicio se puede realizar en cualquier momento, pero dado que ayuda a dormir relajados, la hora de acostar a los niños es la más aconsejable, sobre todo si tienen problemas para dormirse. Consiste en tumbarse en la cama y concentrar la atención en la respiración. Hay que conseguir llevar nuestros pensamientos hacia el recorrido del aire que entra y sale de nuestros pulmones. Podemos apoyar nuestra cabeza en el vientre del niño mientras sube y baja con cada respiración. Poco a poco los pensamientos se liberan y acunados por el movimiento acabarán por dormirse.
Ejercicio 2: Respira
Aconsejable para toda la familia, sentados en círculo o tumbados en el suelo, cogemos todo el aire posible por la nariz y lo expulsamos por la boca, hasta quedarnos sin aire, diciendo la vocal A, a continuación, lo mismo con la E, la I, la O y la U. Resultará ganador el que más tiempo esté diciendo vocales. El estrés y los nervios tienen a que la respiración sea más corta, con este simple ejercicio sentiremos como nos relajamos y aumenta nuestra calma interior. Para coger más aire en la inspiración lo mejor es respirar con el abdomen, lo cual es más fácil si realizamos el ejercicio tumbados.
Ejercicio 3: Nuestro cuerpo consciente
Se trata de centrar nuestra atención en una parte del cuerpo cuando veas un color determinado, por ejemplo, el de un coche. Los colores y la parte correspondiente del cuerpo se definen previamente, rojo para la espalda, azul para la cabeza, verde para las piernas, amarillo para el pecho y así sucesivamente. Cuando los niños van en coche o en autobús y ven un coche de un determinado color, llevan su mano a la parte que corresponda y respiran hacia esa zona, con la mente se imagina inhalando y exhalando hacia esa parte del cuerpo. Al enfocar la atención en la respiración y la parte del cuerpo, disminuye la cantidad de pensamientos, nos hacemos conscientes de nuestro cuerpo y aprendemos a relajarlo.