Aunque estos dolores pueden ser una molestia para el niño, no son motivo de preocupación, no parecen estar relacionados con el proceso del crecimiento y no tienen ningún significado médico.
En ocasiones, ciertos dolores atribuibles en un principio al crecimiento pueden deberse a problemas de circulación o infecciones, que requieren una valoración médica para determinar su origen. Un problema de circulación o unos esfuerzos excesivos pueden producir una destrucción parcial o una deformación del núcleo de osificación y generar dolores mecánicos que aumentan con el esfuerzo y disminuyen con el descanso.
Si el dolor es intenso y se repite o aparecen otros síntomas, lo mejor es consultar al médico.